Anhelábamos volver a verlos

Anhelábamos volver a verlos

La espera ha llegado a su fin. Tras meses de incertidumbre y anhelo, por fin podemos decir que los esperados regresaron. Las calles vuelven a llenarse de vida, la alegría vuelve a brillar en los rostros de la gente. Después de tanto tiempo, los reencuentros son emotivos y esperanzadores. La normalidad parece acercarse cada vez más, y con ella, la oportunidad de abrazar a quienes tanto extrañamos. Esta noticia es un bálsamo para el alma, un recordatorio de que la esperanza nunca debe perderse. Estamos listos para disfrutar de la compañía de aquellos a quienes amamos y valorar cada momento juntos.

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El Clásico que nos dejó con hambre y sin ganas de volver

Despierta. El sueño se acabó. Creíamos que nos íbamos a comer todo lo que quedaba, pero ni nos dejan, ni nosotros supimos ganarnos ese merengue. Con esas sobras y nuestro llanto no vamos a ninguna parte. Si por mí hubiera sido nunca más los vería. Pero fue él y ese publicitario que se inventó eso que nos hizo tanta gracia de “qué ganas de volver a veros”. No, no. Ni en pintura. Son blancos, pero creo que son invisibles. Si agujereamos su portería no vale por mucho que demostremos que la tienen adentro. Tan dentro que hasta el hijo más pequeño de la Luna lo sabe, pero no le han enseñado eso que presumen ser. El señorío. Y si alguno de ellos tropieza, por muy fuertes que parezcan entonces son como las hojas de los árboles en otoño. Se caen y ya hemos metido la pata. Y lo peor es que ellos piensan que nos cayó la negra. Perdón, la negreira quería decir, que es como una maldición que nos perseguirá quién sabe hasta cuándo. Y los que tendrían que ser neutrales son los que más los favorecen. Me refiero a esos que antes iban de negro y ahora van de amarillo o de verde. Pero no engañan. Yo los veo blancos, y juro que no soy daltónico. Se lo permiten todo. Pero nosotros también ponemos nuestro granito de arena. Bueno, granito no. Ponemos más que eso. Hay defensas cuyos contratos tendrían que ser cancelados. Pero reconozcamos. Jugamos un Clásico como sin sangre, sin rabia. Ni les tosemos. Ni una patadita y ellos hasta cuando despejan un balón se les nota la mala leche y acaban rompiendo nuestros tobillos frágiles.

Un Clásico sin emociones: crónica de un sueño desvanecido

Despierta culé, el sueño ha terminado. Bueno, espera. El presi quiere repetir el partido y Xavi dicen que quiere seguir.

Javier Santos

Hola, soy Javier, redactor de la página web El Alcoraz. En nuestro periódico independiente de actualidad sobre fútbol y deportes, nos dedicamos a ofrecer las últimas novedades con la más rigurosa objetividad. Mi pasión por el deporte y mi compromiso con la veracidad de la información me impulsan a brindar a nuestros lectores noticias frescas y relevantes. ¡Descubre con nosotros todo lo que necesitas saber sobre el apasionante mundo del deporte!

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