El nadador que hace historia en un país sin piscinas
En un país donde la carencia de infraestructuras deportivas es una realidad cotidiana, un joven nadador está logrando romper barreras y escribir su propio capítulo en la historia del deporte. A pesar de las dificultades, este atleta ha encontrado la forma de superar obstáculos y alcanzar logros increíbles en el agua. Su determinación y perseverancia le han permitido sobresalir en un entorno que no parecía propicio para el desarrollo del natación competitiva. En las siguientes líneas, conocemos la inspiradora historia de un joven que, sin piscinas que lo apoyen, sigue haciendo historia en el mundo del deporte.
El nadador de Bhutan hace historia en un país sin piscinas
Bhutan, un pequeño reino del Himalaya de menos de 800.000 habitantes, encerrado entre dos gigantes como China e India, cuenta con montañas majestuosas, bosques brumosos, templos que acarician las nubes y una fauna rica y diversa. Sin embargo, hasta hace poco tiempo no tenía una sola piscina.
En mayo pasado se inauguró en la capital, Thimphu, una pileta de 25 metros de longitud auspiciada por World Aquatics, el organismo internacional que rige la natación mundial, dentro de su programa ‘Pools for all’ (piscinas para todos). A 2.400 metros de altitud, es la más alta del mundo. Centenares de personas se acercaron a verla y a tomar un baño, y fue todo un acontecimiento local.
El primer nadador olímpico de Bhutan
Lo que sí tiene Bhutan es un nadador, Sangay Tenzin, de 20 años, que ha vivido su segunda experiencia olímpica en París, tras Tokio. Aunque su paso por la fabulosa piscina de La Dèfense Arena fue fugaz, con la disputa de las series de 100 libres y la consiguiente eliminación, su crono, 56”08, fue un logro importante.
Tenzin superó a dos rivales de procedencia tan humilde como la suya, un nadador de Comoros, un archipiélago del Índico africano, y otro de Vanuatu, unas islas del Pacífico en Oceanía. Esto es aún más destacable si se considera que Bhutan no tiene mar ni piscinas, pero tiene muchos ríos, la mayoría impetuosos arroyos de montaña que de vez en cuando se remansan ayudados por los valles.
Tenzin comenzó a nadar en los ríos de Bhutan, auspiciado por un programa de becas de World Aquatics. En su país, la inmensa mayoría de la gente no sabe nadar. ¿Quién necesita saber hacerlo en pleno Himalaya?
Le gustó y persistió, pero no tenía dónde entrenar, así que gracias a las ayudas internacionales se estableció en Phuket (Tailandia), donde se prepara a cinco metros sobre el nivel del mar. Cuando regresó a Bhutan para la solemne inauguración de la primera piscina del país y pudo entrenarse en ella, casi se desmayó.
Apenas podía respirar por el tremendo cambio de altitud, pero cuando llevas unos días, te acostumbras, dijo Tenzin. Respecto a si esa pequeña piscina –una olímpica es el doble de larga- puede marcar algún tipo de diferencia para el deporte de su país, la respuesta de Tenzin fue pura clarividencia zen: “Una pequeña ondulación puede generar una gran ola”.
La delegación de Bhutan en París
Bhutan ha llevado a París una delegación de tres deportistas. Además de Sangay Tenzin, están el arquero Lam Dorji y la atleta Kinzang Lhamo. Todos tienen su pequeña gran historia.
Dorji, de 29 años, está en París porque respondió a un anuncio oficial del gobierno del país buscando arqueros para entrenarles de cara a futuras competiciones deportivas internacionales. Lhamo (26 años), especializada en ultramaratones de cinco días, es soldado de la Armada real bhutanesa y su mejor marca en los 42,195 km es de 3h.26’. Nunca ha competido fuera de su país y estos JJ.OO. de París serán su primera experiencia en el extranjero.
Estos tres deportistas bhutaneses han demostrado que, con perseverancia y apoyo, pueden lograr grandes cosas, incluso en un país sin piscinas.
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