Vecino cansado de los insistentes ladridos de su perro decide responder con una nota inesperada
En una sorprendente respuesta a la situación, un vecino cansado de los insistentes ladridos de su perro decidió tomar medidas drásticas. Harto de la interrupción constante en su vida diaria, el hombre decidió escribir una nota inesperada dirigida a los dueños del animal. La original respuesta, que ha generado gran interés en las redes sociales, ha llevado a un debate en torno a la responsabilidad de los dueños de mascotas y el respeto hacia los vecinos.
La guerra de las notas: vecino le responde al dueño de un perro que no para de ladrar
Algunas comunidades de vecinos son un auténtico polvorín. Mientras que en muchas de ellas reina la paz y la tranquilidad, y tan solo deben verse las caras cuando toca la tradicional reunión de escalera, otros convierten el portal en una trinchera. Sobre todo cuando lo que pasa en casa del vecino interfiere en nuestras horas de sueño.
En la era digital en la que vivimos, donde el envío de mensajes a través de WhatsApp o correos electrónicos es lo más común, aún hay un método ancestral que perdura: dejar notas escritas en un folio en blanco colgadas en espacios públicos.
Una de las cuentas de Twitter que se dedica a recopilar algunas de estas notas, sobre todo por las barbaridades que se llegan a ver en ellas de vez en cuando, es el usuario 'Líos de vecinos'. Ha sido este mismo el que ha compartido una publicación en redes que no tiene desperdicio. Y todo empieza por culpa de las mascotas.
La nota que desencadenó la guerra
Harto de los ladridos del perro de su vecino, uno de los propietarios de esta comunidad toma cartas en el asunto y dispara con una nota dedicada. Tu perro/a no ha parado de ladrar en todo el fin de semana. ¡Es insoportable! Busca una solución. ¡Por favor!, escribía este propietario, tal y como podemos leer en la nota.
Lo que quizás no esperaba es que su mensaje tendría una réplica.
La respuesta sorprendente del dueño del perro
El dueño del perro en cuestión decidió contraatacar, y lo hizo con las mismas armas. Si el propietario dejó un folio en blanco escrito a boli, su respuesta seguía los mismos derroteros. Mi perro/a es parte de mi unidad familiar, según la Ley de protección animal. Te voy a dar una solución: ¡múdate! ¡Por favor!, proponía el vecino, con cierta sorna.
Y, por las dudas, la posdata lo dejaba claro. No quiero más notas por debajo de la puerta, avisaba el dueño del perro.
La guerra de las notas ha comenzado, y solo el tiempo dirá quién será el ganador.
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