En un día como hoy, se conmemora el aniversario de la pelea más vergonzosa en la historia de las finales de la Copa. Hace exactamente 40 años, el mundo del deporte presenció un lamentable episodio que quedó marcado en la memoria de todos los aficionados. Aquella contienda, que prometía ser un espectáculo deportivo memorable, se vio empañada por incidentes inaceptables que opacaron el verdadero espíritu del juego limpio y la competencia sana. Las imágenes de los jugadores envueltos en una trifulca han perdurado a lo largo de las décadas, recordándonos la importancia de la disciplina y el respeto en el deporte. Hoy, a 40 años de aquel suceso, reflexionamos sobre las lecciones aprendidas y la necesidad de preservar los valores fundamentales que hacen del deporte una fuente de inspiración y unión para la sociedad.
Final de Copa en Sevilla: 40 años de la pelea más vergonzosa
Mañana, en Sevilla, final de Copa entre el Athletic y Mallorca. El partido se disputa justo 40 años después de su último título vasco, en la final más vergonzosa jamás vista.
Con 16 años, tuve la desgracia de asistir al encuentro del Bernabéu, en un sábado lluvioso en Madrid. Saber que algunos miembros de la peña barcelonista Ramon Llorens murieron por accidente en el desplazamiento ya nos dejó la peor de las sensaciones.
Ver perder una final a tu equipo siempre es doloroso. Darte cuenta que en más de 70 minutos apenas puedes intentar igualar el marcador, a pesar de tener a Schuster o Diego Armando Maradona en el campo, fue frustrante.
El partido, brusco de inicio a fin, venía precedido del cruce de declaraciones entre Clemente y Maradona sobre quién tenía los huevos más grandes. Todo muy didáctico.
Al final, llegó lo peor. La batalla campal, la sensación de no saber perder, las reyertas con imágenes para olvidar de Maradona, Clos o Migueli. También de De Andrés, Sarabia o un Goikoetxea que seguía estando en todas. El Athletic ganó por el gol de Endika y el Barça perdió su imagen.
Las sanciones fueron ejemplares para todos: tres meses sin jugar partidos oficiales. La vergüenza, una más en el fútbol español, fue que se indultó a todos los sancionados con la excusa que España había quedado finalista en la Eurocopa del 84.
Si la llegan a ganar, si Arkonada no se come el gol de falta de Platini, incluso aún les dan un premio. Menotti, de los pocos que pusieron cordura esa noche, está ahora pasando un momento delicado de salud. A sus 85 años, ojalá salga del atolladero con su particular elegancia.
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