En un sorprendente y preocupante desarrollo, las alcaldías han implementado un nuevo método para recaudar más impuestos, mediante el uso de un tétrico radar rotatorio. En solo media hora, este dispositivo ha generado un total de 58 multas, lo que ha generado una gran inquietud entre los conductores y la sociedad en general. Pero, ¿qué es exactamente este radar rotatorio y por qué representa una amenaza para nuestros bolsillos? En este artículo, exploraremos las características y objetivos detrás de esta nueva tecnología y analizaremos las implicaciones que tendrá en nuestra economía y nuestra forma de conducir.
Radares rotatorios en pueblos: ¿una herramienta de control o una trampa para recaudar impuestos?
El descubrimiento de los radares de velocidad por parte de los pequeños ayuntamientos se ha convertido en una verdadera pesadilla para sus habitantes, transformando una herramienta de control en un arma recaudatoria.
Los consistorios de las poblaciones con menor número de habitantes de nuestro país han descubierto un negocio rentable. A diferencia de las grandes ciudades, donde la cantidad de vehículos que circulan justifica el control del exceso de velocidad, en los pueblos con mucho menos tráfico la caza y captura del infractor no debería ser tan exhaustiva.
Pero no es así. Proporcionalmente, algunos pequeños ayuntamientos se han convertido en devoradores de conductores, colocando radares de velocidad a diestro y siniestro, y en ocasiones, con polémica incluida.
Un ejemplo es el caso de la madrileña población de Boadilla del Monte, de 64.000 habitantes, que cuenta con tres radares de velocidad, uno fijo y otros dos móviles. El radar fijo lo colocan de manera alternativa en las casetas instaladas en las avenidas Infante D. Luis, Miguel Ángel Cantero Oliva y Montepríncipe, y los otros dos móviles los instala de forma rotatoria en distintos puntos de la localidad.
Gracias a esta estrategia, y a la falta de señalización obligatoria del radar fijo en los primeros meses de su instalación, los radares llegaron a disparar 58 multas en una hora, una auténtica escabechina.
Es cierto que en las calles en las que se han instalado los radares hay múltiples señales de tráfico que prohíben circular a más de 30 km/h, pero la cuestión es que en el ayuntamiento de Boadilla del Monte han usado radares rotatorios, es decir, radares que van cambiando de ubicación aleatoriamente.
Los agentes disponen de seis casetas, pero solo tienen tres radares, por lo que siempre hay 3 cajas de radar que están vacías. Esto hace que los conductores nunca saben si dentro de la caja hay un radar o está vacía, por lo que una caja de radar vacía es suficientemente disuasoria.
Ante la duda de si está “llena o vacía”, más vale reducir la velocidad y no jugarse a perder puntos y dinero. Esta es la técnica de los radares rotatorios, que fácilmente te pueden quitar puntos del carnet a toda velocidad.
Ya sabes, ante la duda. ¿Y tú qué harías?
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