Título de la noticia: La repetición es intolerable: ¡La frustración aumenta con la tercera ocasión!
En un estudio reciente, se ha revelado que la repetición de situaciones frustrantes puede llevar a una aumento exponencial de la frustración y el estrés en las personas. La tercera ocasión se ha identificado como el punto crítico en el que la tolerancia se vuelve intolerable, llevando a una mayor probabilidad de reacciones emocionales intensas. Esta investigación tiene importantes implicaciones para la comprensión de la psicología del estrés y la gestión de la frustración en diferentes contextos. En este artículo, exploraremos los resultados del estudio y analizaremos las posibles consecuencias de esta investigación en la vida cotidiana.
La frustración aumenta: revisiones arbitrales en vídeo paralizan el partido
El pasado miércoles, el Palau Blaugrana y el Olímpic de Badalona, en partidos con una coincidencia horaria impropia de dos competiciones regidas por el mismo ente, se vieron afectados por el virus más dañino que afecta al basket profesional actual: la absurda pérdida de tiempo en las revisiones arbitrales en vídeo.
En el caso del Barça-Mónaco, la racha de revisiones paralizó una fase de éxtasis de los aficionados que pasaron de vibrar con las canastas de Punter o Laprovittola a no entender qué estaba pasando. Todo el dinamismo y la velocidad que los equipos pusieron en pista en el tercer cuarto se vio frenado por la obsesión arbitral (o incluso de los entrenadores) en el último período por llevar el análisis de lo ocurrido al detalle, aunque ello no sirviera para cambiar ninguna dinámica de partido ni variar el guión previsto.
Más bien, para exaltar a un público que en medio de las pausas de varios minutos ironizaba pidiendo más. En Badalona, la revisión puntillosa de las acciones llegó también al final, en medio del descalabro de un Joventut superado por el Wolves lituano. La situación ya no invitaba a quedarse de ahí que el coliseo badalonés se vaciara con cierta rapidez para dejar a los equipos y al trío arbitral solos en la soledad del fracaso colectivo para llevar el mejor espectáculo al que finalmente paga.
El resultado, como ocurrió en otros partidos de Euroliga (el Bayern-París fue extremo este jueves), fue superar largamente las dos horas de partido, lo que pone en apuros las retransmisiones televisivas y reduce el espectáculo a la mínima expresión. Si ya en situaciones normales resulta complicado mantener la atención más allá de las pausas habituales de tiros libres y tiempos muertos, la imagen de dos árbitros de espaldas a pantalla, que se ha hecho habitual, es seguro que invita a los jóvenes potenciales aficionados a olvidarse del encuentro y a volver al scroll del móvil.
Las revisiones constantes en vídeo se han convertido en un ingrediente asumido que conviene revisar. Quizá la primera en hacerlo debería ser FIBA, pero también sorprende que las ligas profesionales, que ven resquicios para introducir pequeños cambios en el reglamento (salto entre dos, saque rápido…), no hayan reparado en el perjuicio que estos parones suponen.
Se podría pensar que llevar al extremo el uso de esta tecnología es positivo si al final resulta que las polémicas desaparecen y tanto la Euroliga como la Liga Endesa se convierten en un oasis de justicia. Pero en el escenario actual, las controversias constantes por la diferencia de tiros libres del Madrid día sí y día también o los criterios sobre las acciones de tiro, por poner un ejemplo, no paran de crecer.
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