El reciente análisis estadístico sobre el desempeño del Atlético de Madrid ha revelado preocupantes cifras que apuntan a una problemática concentración de resultados negativos en el sector derecho del equipo. Según los datos recopilados, la 'depresión' en el lado derecho se manifiesta en una serie de indicadores que reflejan un rendimiento por debajo de las expectativas. Este fenómeno ha llamado la atención de los expertos, quienes atribuyen esta tendencia a diversos factores que van desde la falta de coordinación entre los jugadores hasta posibles deficiencias tácticas en el planteamiento del juego. Ante este panorama, el cuerpo técnico del club se encuentra en la tarea de identificar soluciones efectivas que permitan revertir esta situación y recuperar el equilibrio en el desempeño del equipo en su totalidad.
El lateral derecho del Atlético de Madrid, una preocupación constante para Simeone
El Atlético de Madrid volvió a caer a domicilio, una vez más, en el choque que disputó este pasado fin de semana. Lo hizo en un duelo que venía con la resaca de lo sucedido en Alemania ante el Borussia Dortmund. Dos descalabros en apenas unos días que retratan uno de los muchos problemas que ha tenido el equipo de Simeone a lo largo de la campaña.
Giuliano Simeone, el jugador que puso en aprietos al lado derecho del Atlético
Entre las muchas cuestiones que han supuesto un dolor de cabeza para el Cholo, una de ellas es el asunto del lateral derecho. Ante el Alavés, una vez más en este curso, muchos pusieron sus ojos en un Nahuel Molina que fue uno de los que salió peor parados del encuentro ante el Alavés, como había sucedido también apenas unos días antes en Alemania.
La 'depresión' en defensa del Atlético se centra en el lado derecho
Justo antes del encuentro en Mendizorroza, el preparador colchonero sacaba la cara por su futbolista. “Es un jugador muy importante para nosotros, que tiene muchísimas cosas buenas y otras por corregir, como todos los futbolistas. En alguna ocasión algún error puede generar estar más pendiente de él porque ha demostrado hacerlo muy bien, y cuando demuestra ser un jugador importantísimo con recorrido, gol, centro, trabajo y no puede resolver algunas situaciones de juego aparecen las críticas y en él está seguir mejorando, como el delantero que no marca gol. Es un chico noble, lo queremos mucho y es trabajador, nos dará las cosas que tiene que son muchísimas y muy buenas”, comentaba el Cholo.
La cuestión es que, en Vitoria, Luis García Plaza detectó que el mejor forma de hacer daño al Atlético era a través de esa zona. Y lo puso en práctica. Especialmente de la mano de un Giuliano Simeone que se esmeró en poner en aprietos a los dos jugadores que se movían por esa parte, al propio Molina y a un Savic que le tuvo que parar a base de faltas, algunas muy duras.
Tanto Javi López –lateral izquierdo- como el propio Simeone, fueron dos de los tres jugadores con más intervenciones en el Alavés. El carrilero con 51 y el delantero, el tercero que más, con 40. Eso da buena muestra de por dónde se jugó el choque. De hecho, en la primera mitad, más del 51% de las acciones de ataque de los vitorianos, según datos de Opta, fueron por el carril derecho del Atlético. Y el gol inicial llegó por esa zona. Pero es que además, Giuliano fue el que más regates realizó de los suyos, y el que más remató.
Y el asunto aquí es que ya se venía de un problema similar en el Westfalen Stadion, donde Molina fue uno de los tres cambios de Simeone al descanso para paliar la sangría que se estaba produciendo. En Alemania, 10 de los 16 regates que el Borussia realizó, fueron por la banda derecha con el argentino como principal víctima.
En Champions, ya decimos, el Cholo sustituyó a Molina en el descanso. En Vitoria le aguantó hasta el minuto 81 del partido. Pero la realidad de la temporada marca que, a pesar de su insistencia con el internacional argentino –que en la pasada temporada, tras el Mundial, fue un cañón, uno de los mejores laterales de Europa-, no se ha visto refrendada con ese nivel que mostró en la segunda parte de la campaña pasada. Y hay una clara pérdida de confianza, como demuestran los datos.
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