La Unión Europea planea imponer restricciones a las motos ruidosas a partir de 2025 para reducir el ruido y mejorar la calidad del aire

La Unión Europea planea imponer restricciones a las motos ruidosas a partir de 2025 para reducir el ruido y mejorar la calidad del aire

En un esfuerzo por mejorar la calidad del aire y reducir el ruido ambiental, la Unión Europea ha anunciado planes para imponer restricciones a las motos ruidosas a partir de 2025. Esta medida busca proteger la salud de los ciudadanos y contribuir a la reducción de la contaminación acústica en las ciudades y carreteras de la región. Según los datos, el ruido generado por las motos es uno de los principales factores de contaminación sonora en las zonas urbanas, lo que afecta negativamente la calidad de vida de los habitantes. La implementación de estas restricciones busca ser un paso importante hacia una Europa más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.

La UE impone restricciones a motos ruidosas para reducir el ruido y mejorar la calidad del aire a partir de 2025

La Unión Europea ha establecido una nueva normativa comunitaria para el control de emisiones medioambientales, que entrará en vigor en 2025 y exigirá que las motocicletas nuevas cumplan con baremos de ruido mucho más estrictos para poder ser vendidas en el mercado europeo.

Todas las motos se deberán vender bajo los criterios del Euro 5+, que incluye esta rebaja del nivel de las emisiones sonoras. Las consecuencias de esta normativa se pueden resumir en dos puntos: muchas marcas se verán obligadas a renovar casi todos sus modelos; y otras dejarán directamente de fabricar modelos ya que la inversión para adaptarse a las nuevas regulaciones no compensa.

Un ejemplo evidente de este último caso es el de la Yamaha YZF-R1, que será apartada de las carreteras en el continente europeo y solo apta para circuitos de cara a 2025.

El nuevo reglamento UN-ECE Regulation R41.05

El flamante reglamento, bajo la denominación de UN-ECE Regulation R41.05, no modifica realmente los límites de la prueba a la baja, sino que amplia las condiciones bajo las cuales se medirá el ruido de una moto nueva, consiguiendo controles más exhaustivos y precisos teniendo en cuenta todas las velocidades.

El objetivo de la R41.05 es reducir el ruido del motor de las motocicletas en ciudades y pueblos mientras aceleran, y también abarcará el ruido generado en zonas rurales, una de las principales novedades del marco normativo.

Disposiciones Adicionales de Emisión de Sonido (ASEP)

Las Disposiciones Adicionales de Emisión de Sonido (ASEP) se introdujeron por primera vez en 2016 y cubrieron alrededor del 80% de las normativas para motos nuevas en Europa. A partir de enero de 2025, estas ASEP se modificarán para incluir más rangos de velocidades del motor y más marchas.

Las regulaciones anteriores establecían que las motocicletas circulando a 50 km/h en punto muerto debían generar casi el mismo nivel de ruido que la misma moto circulando a 50 km/h con el motor en uso. Este enfoque permitía a los fabricantes manipular mecánicamente las motos para asegurarse de que pasaran la prueba, ya que era un parámetro bastante abierto.

Cambios en las pruebas de ruido

Para endurecer las regulaciones, las pruebas de 2025 medirán el ruido de las motos a hasta el 80% de la velocidad máxima del motor y en un rango de velocidad de 10 a 100 km/h. Además, se tomarán mediciones en todas las marchas de la moto, si cuenta con una transmisión compatible.

Sin reducir el umbral de ruido, las nuevas pruebas implicarán que se tomen cuatro veces más mediciones que antes, lo que en muchos casos significa que las motos serán evaluadas en velocidades del motor y marchas en las que antes no habían sido probadas.

Adicionalmente, los resultados de las pruebas ahora serán capturados por organismos independientes para detectar con mayor antelación cualquier incumplimiento de las normas.

Anteriormente, los fabricantes realizaban y registraban las pruebas por sí mismos, y luego un organismo independiente verificaba una selección aleatoria del mismo modelo para evaluar la precisión del informe del fabricante. Este método anterior se consideraba susceptible a interpretaciones demasiado flexibles de los resultados, algo que la UE busca corregir con esta nueva normativa.