La decepción en el segundo lugar

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La decepción en el segundo lugar

La esperanza de alcanzar el primer puesto se desvaneció para muchos, cuando se dio a conocer el resultado final. La decepción se apoderó de los corazones de aquellos que habían luchado con todas sus fuerzas para alcanzar la cima. Sin embargo, el segundo lugar, aunque no es el resultado esperado, sigue siendo un logro muy valioso. En este artículo, exploraremos las razones detrás de esta inesperada conclusión y cómo aquellos que se ubicaron en el segundo lugar pueden volver a levantarse y seguir luchando hacia el éxito.

La decepción en el segundo lugar:

Para presumir hay que sufrir. El Girona, que estuvo a una sola jugada de meter más presión al Barça y distanciarse con un colchón de cuatro puntos, pasó de la alegría a la mayor de las frustraciones frente a un Alavés que remontó con más corazón que cabeza.

Los ‘gironins’ cometieron un pecado de subcampeonato, de aquellos que uno no quiere ni acordarse para no marcharse a dormir mosqueado. A pesar de las tantas oportunidades que los de Míchel tuvieron para ampliar la ventaja en el electrónico, el cuadro gerundense afrontó con responsabilidad toda la segunda parte, mostrándose superior al rival y dando aspavientos de segundo clasificado, conscientes de la importancia que tenía amarrar esos tres puntos fuera de casa.

El golpe de la realidad

El golpe de la realidad

Pero el descuento cambió el cuento tan rápido como se le da la vuelta a un calcetín. El golpe de Luis Rioja sobre Yan Couto, con el brasileño estirado en el césped durante algo más de tres minutos, pareció enfurecer a los 17.000 presentes que dieron un gran color a Mendizorroza, ya con la permanencia amarrada.

El temple y la seguridad que los ‘blanc-i-vermell’ han llevado por bandera durante buena parte del curso, en esos diez eternos minutos de descuentos, acabó con el lastre del tanto local en la última jugada del choque, dejando caras largas y lamentos que ya de poco valieron para algo.

Un error de subcampeonato

Y es que el Girona no ha sido nunca un gran sabio de los descontroles, ni tan siquiera de los duelos de pistoleros que florecen tras unos minutos de tensión, con algunos roces de por medio. Luis García Plaza fue el primero en reconocer que su equipo estaba totalmente desamparado del partido por el gran nivel de los gerundenses, pero los suyos, arropados, tiraron de orgullo fomentando las prisas y el descontrol, contagiando así a todo el cuadro catalán.

Los del técnico vallecano dejaron de tener el balón con dominio, minimizando cualquier oportunidad de dar algunos pases de forma consecutiva. Todo pareció convertirse en un toma y daca, lleno de duelos directos y entradas a uno contra uno que, paralelamente, fomentaron el destiempo y abrían paso a que sucediera lo que acabó ocurriendo, una oportunidad de oro para el mejor babazorro, Jon Guridi.

Así se esfumaron dos puntos que darán la posibilidad al Barça de hacerse de nuevo con la segunda plaza. Distanciados por dos puntos, el Girona lamentó un error que bien puede ser de subcampeonato, algo que no se tomaría como una decepción, pero sí, quizás, algo de frustración. Los de Míchel esperan no tener que acordarse de dos puntos que podrían ser fundamentales al concluir las tres citas que quedan para dar por finalizado el campeonato.

Daniel Álvarez

Soy Daniel, autor en El Alcoraz, un periódico independiente de actualidad sobre fútbol y deportes. Mi pasión por el deporte me impulsa a compartir las últimas novedades con rigurosa objetividad. En cada artículo, busco informar a los lectores de manera clara y precisa, ofreciendo un análisis profundo y apasionado. ¡Acompáñame en este apasionante viaje por el mundo del deporte!

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