El silencio mortal

El silencio mortal

En un impactante informe revelado hoy, se pone en evidencia la creciente preocupación por el aumento de la contaminación acústica en nuestras ciudades. El ruido ambiental, generado por la actividad humana, está alcanzando niveles peligrosos para la salud y el bienestar de la población. Según los expertos, el exceso de decibelios puede provocar problemas de salud como la pérdida de audición, estrés y ansiedad. Sin embargo, el verdadero problema radica en el silencio mortal, es decir, la falta de conciencia y acción por parte de las autoridades y la sociedad en general para abordar este problema. ¿Cuánto tiempo más podemos permanecer indiferentes ante este problema que nos rodea?

El silencio mortal:

Un estadio mudo

Es cierto que desde las cabinas de radio del estadio de Anoeta, y con los auriculares puestos, la percepción sonora de lo que sucede en la grada, de lo que se dice, de lo que se canta, es relativa. Sin embargo, el pasado domingo, durante el partido contra el Atlético, concretamente cuando los jugadores abandonaban el terreno de juego para el tiempo de descanso, creí percibir algo extraño en el estadio, por lo que decidí quitarme los auriculares…y escuchar.

¿Y qué es lo que escuché? Ahí estaba el asunto…no escuchaba nada, nada en absoluto. Y una de dos, o había perdido definitivamente el oído, o allí se había hecho el silencio entre 32.000 personas en la grada. La gente de la Real no se sentía con fuerzas ni ganas para exteriorizar nada de lo que pudiera sentir en ese momento, aunque, tal vez, sí lo estaba haciendo, a su manera.

El silencio es oro

Se suele decir que, muchas veces, es peor el silencio que la manifestación sonora de una queja, por cuanto ésta implica participación, y aquél, abandono. Con esto no quiero inferir que la afición de la Real hubiera abandonado a su suerte al equipo, tal y como iban las cosas en este arranque extraño de temporada, pero sí que llamaba poderosamente la atención ese turbador silencio de la grada, que, normalmente, en ese momento expresa a través de múltiples comportamientos, su sentir por lo que está presenciando: aplaude a su equipo, se mete con el equipo rival o simplemente silba al colegiado de turno. Pero esta vez, no. No hubo nada de eso, solo silencio.

Y, probablemente, no hay sensación más deprimente que la del desamparo, de soledad, rodeado por 32.000 personas.

La reacción del equipo

Soy consciente de que la afición de Anoeta no es la del Pizjuán –ni mejor, ni peor, simplemente distinta-; ni siquiera la de San Mamés -ni mejor ni peor, sencillamente diferente-, y sabemos de su fidelidad inquebrantable, validada a lo largo de los años. Pero, aún y con todo, resultó altamente inquietante “escuchar ese silencio” en el estadio. Luego llegó el gol de Sucic, y todo volvió a su ser. Seguían estando ahí. ¡Bien!

Reclutamiento y recuperación

Que el arranque de temporada de la Real Sociedad no está a la altura de las expectativas o, por lo menos, a lo que el realzale estaba acostumbrado en los últimos años, resulta ya una obviedad. Ya hemos apuntado en esta misma sección en ocasiones anteriores, las posibles razones que podrían explicar, justificar o disculpar, siquiera parcialmente, este inesperado preámbulo. Ahora lo que toca es, con lo que hay, recuperar para la causa a todos los soldados, del uno al veinticinco, o hasta el veintinueve, dada la profundidad de plantilla de este curso.

Y, poco a poco, a fuerza de chocar una y otra vez contra los obstáculos que se van presentando en el camino, Imanol parece que va rescatando efectivos día a día. La pregunta es cuál será el precio que habrá que pagar durante esta etapa de enrolamiento, hasta que la misma finalice. Futbolistas como Oyarzabal, Odriozola, Sadiq o Kubo, van mostrando apuntes que invitan al optimismo. Otros, y no voy a dar nombres para no herir sensibilidades, y porque todo esto es muy opinable, aún están en una fase previa. Pero la competición no espera a nadie y arranca con los que estén así que, cuanto más rápida sea la leva, mejor.

Luka Sucic y Jon Mikel Aramburu

La categórica afirmación del presidente Aperribay, otorgando a Luka Sucic el rol y la responsabilidad que conlleva, de sustituir al casi insustituible Mikel Merino, no parece que le haya ayudado mucho al croata que, por el momento, apenas ha mostrado pinceladas del buen futbolista que todos intuimos. El pasado domingo salvó a su equipo con un extraordinario gol, pero de él se espera bastante más que una bonita foto.

Por otro lado, Jon Mikel Aramburu, conocido como el Búfalo de Caracas, ha granjeado el cariño de la afición y el respeto de los rivales. Es todo corazón, despliegue físico, compromiso. Todo un lujo.