En el mundo del fútbol, pocos equipos han generado tanta expectación y decepción como el Real Madrid en la presente temporada. Con un plantel lleno de estrellas y un presupuesto millonario, el equipo blanco ha demostrado una inconsistencia alarmante en su juego, pasando de brillar con victorias contundentes a caer en derrotas inesperadas. Y es precisamente esta disparesidad la que ha llevado a muchos a cuestionar la capacidad del equipo para competir con los mejores. El pasado miércoles, el Lille se convirtió en el último equipo en poner en evidencia las limitaciones del Real Madrid, y el técnico del equipo español no ha dudado en reconocer que el equipo francés me lo demostró.
El Real Madrid confirma su juego disparejo en Lille
Lo cierto es que no era necesario que el Real Madrid se fuera tan lejos para confirmar que su maquinaria no arranca. El asunto era una goma que se ha ido estirando y estirando con empates y victorias hasta que se ha roto con lo único que no se perdona en el equipo blanco: la derrota. Y en Lille, donde llegó la primera de la temporada, se confirmó.
Este equipo juega mal. Impresiona por aspecto, claro, (Mbappé, Bellingham, Vinicius, etc.) pero le falta alma. Y eso Ancelotti lo sabe. Ha sido el primero en detectarlo. De hecho lo ha ido soltando mediante diferentes 'perlas' en sus comparecencias ante los medios e incluso llegó a decir que no han encontrado la manera de jugar sin Kroos. Y es verdad. Porque ya van once partidos y casi dos meses de competición y este equipo, que antes era un crucero, ahora no deja de ser un bote en el que cada día el salvavidas es un jugador diferente.
Hasta que en este duelo de Champions se hundió. Se puso fin, además, a la racha de imbatibilidad que se alargaba desde el pasado 18 de enero cuando perdió en Copa del Rey ante el Atlético de Madrid y que le ha mantenido 36 partidos sin conocer la derrota. Entre medias ha habido Clásicos, finales de Champions, rivales de postín como Bayern o Manchester City y ninguno ha podido con el Real.
Ha tenido que ser el Lille que metió en su estadio a un 25% de su pequeña población (50.000 de 200.000) para ver un partido que resultó histórico.
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Se adelanta el Lille tras un penalti por mano de Camavinga. Y es que en el norte de Francia el Real Madrid no dio pie con bola. Y eso que recuperaba a una pieza importante como Camavinga -al que se le notó la falta de rodaje- y Ancelotti introdujo a Endrick para dar otro color al ataque. Pero no funcionó. Mbappé, suplente por primera vez tras su 'no lesión', calentó tras el descanso y también salió a tratar de arreglar el asunto pero ni siquiera él pudo.
En fin. Quizás es lo que necesita el Real Madrid, perder. Destruir todo para volverlo a construir y que las victorias 'in extremis' no impidan más ver un problema que, de no atajarlo pronto, puede convertir esta temporada en algo mucho peor de lo que se imaginaba. Habrá que ver.
Lo de Lunin no es normal: todo el año sin jugar y hace esta doble parada. Mario Calderón
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