El fútbol en estado de alerta: Se avecina una sentencia que cambia el rumbo del traspaso de jugadores

El fútbol en estado de alerta: Se avecina una sentencia que cambia el rumbo del traspaso de jugadores

El mundo del fútbol se encuentra en vilo expectativa ante la inminente sentencia que revolucionará el mercado de traspasos de jugadores. La cuestión que se avecina tiene el potencial de cambiar el rumbo de la forma en que los clubes negocian y adquieren talentos. La incertidumbre es palpable en los despachos de los directivos de los equipos, quienes aguardan con ánimo la resolución que puede impactar significativamente en la estructura financiera y deportiva de los clubes. ¿Qué cambios concretos se avecinan? ¿Cómo afectará esta sentencia a los equipos y a los jugadores? En las próximas líneas, analizaremos las implicaciones de esta noticia que sacude la base del fútbol profesional.

Justicia Europea en el punto de mira: una sentencia que puede cambiar el rumbo del traspaso de jugadores

Una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) prevista para el viernes en el caso de Lassana Diarra contra el Lokomotiv de Moscú podría dar un vuelco al sistema de traspasos en el fútbol al permitir a un jugador romper unilateralmente su contrato.

En cierto modo, el caso Lassana Diarra es el caso Bosman 2.0, afirma el abogado belga Jean-Louis Dupont, que defiende a Diarra y que ya estuvo al frente hace 30 años con el belga Jean-Marc Bosman, impulsor de la sentencia de 1995 que lleva su nombre y que puso fin a las cuotas de jugadores extranjeros en un club.

Por una vez, un partido decisivo para el fútbol internacional se juega en Luxemburgo, sede de este tribunal europeo. Si esta sentencia refleja las conclusiones del Abogado General del TJUE, el actual sistema de traspasos de la FIFA habrá muerto, añade Me Dupont. Las normas que habían impedido a Diarra encontrar un nuevo club para trabajar violan la libre circulación de trabajadores, argumenta.

El caso Lassana Diarra

La historia se remonta diez años atrás. En 2014, Lass se enemistó con el club de los ferroviarios de Moscú porque no aceptó una drástica reducción de su salario. El Lokomotiv exigió 20 millones de euros, reducidos a 10,5 millones, por el perjuicio.

Según las normas de la FIFA, si un jugador rescinde unilateralmente su contrato 'sin causa justificada', debe pagar una indemnización que incluya su remuneración y beneficios hasta el final de su contrato. El club que adquiera al jugador podría estar incluido en la indemnización.

Pero el jugador pedía a la FIFA seis millones de euros, argumentando que sus normas de traspaso le habían impedido ejercer su profesión durante la mayor parte de la temporada 2014-2015. Con la espada de Damocles pendiendo sobre su cabeza, los clubes no se apresuraban a contratar a Diarra.

En Bélgica, el Charleroi desistió, asustado por las posibles consecuencias jurídicas y financieras. El ex internacional francés, que se recuperó con el Olympique de Marsella en 2015, decidió llevar el caso a los tribunales, respaldado por el sindicato mundial de jugadores Fifpro.

La cuestión prejudicial

Tras varias idas y venidas, el tribunal belga, cuya competencia impugnó la FIFA, planteó una 'cuestión prejudicial' ante el TJUE en 2022. En esencia, la cuestión era: ¿son compatibles las normas que regulan el estatuto y el traspaso de jugadores con el Derecho de la competencia y la libertad de circulación de la UE?

Según el Abogado General Szpunar, las disposiciones aplicadas por la FIFA son tales que disuaden y disuaden a los clubes de contratar jugadores por temor al riesgo financiero. Limitar la capacidad de los clubes para contratar jugadores afecta necesariamente a la competencia entre clubes en el mercado de adquisición de jugadores profesionales», argumentó el abogado polaco.

Si el TJUE siguiera este dictamen, los jugadores podrían abandonar sus clubes sin temor a verse atrapados legalmente si alguna vez se encontraran en el desván. Esta sentencia podría dar un vuelco al sistema de traspasos en el fútbol y permitir a los jugadores romper unilateralmente su contrato sin que su futuro club sea responsable de los riesgos jurídicos y las multas en que podría incurrir.