Carlos Alcaraz no se deja engañar y logra la revancha en Shanghai

Carlos Alcaraz no se deja engañar y logra la revancha en Shanghai

El tenista español Carlos Alcaraz ha demostrado su temple y determinación en el torneo de Shanghai, donde ha logrado la revancha ante su rival en una emocionante y ajustada partido. Después de un comienzo complicado, Alcaraz ha sabido sobreponerse a las dificultades y ha mostrado su gran nivel de juego para llevarse el partido y demostrar que no se deja engañar por las presiones del rival. Con esta victoria, el joven tenista español afianza su posición en el ranking mundial y se consolida como uno de los jugadores más prometedores del circuito. La revancha en Shanghai es un gran logro para Alcaraz, que se enfrenta a nuevos desafíos en su camino hacia la cima del tenis mundial.

Alcaraz se vuelve a hacer con la revancha en Shanghai

Carlos Alcaraz lo ha dicho siempre alto y claro: no le gusta perder el 'head to head' con ningún rival, quiere tener el palmarés a su favor contra cualquiera. Es uno de sus alicientes para exigirse y seguir avanzando en el circuito. Una señal también de la ambición que caracteriza a los mejores. Por eso tiene cuatro títulos de Grand Slam a sus 21 años.

La voracidad de Alcaraz se halla en plena racha de aciertos. Son 12 partidos consecutivos ganados. El reciente campeón del ATP 500 de Pekín se metió en los cuartos de final del Masters 1000 ATP de Shanghai, su segunda y última etapa en la gira asiática.

Ganó por 6-4 y 7-5 en 1h.27' al francés Gael Monfils, 38 años y nº 46. Evitó la trampa que le tendió el veterano rival para tomarse la venganza de la derrota del verano en Cincinnati. De doloroso recuerdo porque estaba en plena crisis, exhausto tras ganar Roland Garros y Wimbledon, colgarse la plata en París 2024, y destrozó una raqueta golpeándola violentamente contra el suelo varias veces.

El Alcaraz actual vuelve a tener energías y tenis. Este jueves espera en condiciones al estadounidense Tommy Paul o al checo Tomas Machac.

Creo que me va a aplastar, es una leyenda en ciernes, había señalado Gael Monfils la víspera. Jugando al gato y al ratón desde antes de entrar en la pista. Sabe mucho el tenista galo, que tiene una capacidad especial de tender trampas. Duerme partidos y de repente los aviva con un par de tiros violentos. Parece que esté a punto de rendirse, resopla tras cada punto, se dobla de sí mismo como si no le quedara aire. Y en la siguiente jugada corre con el vigor de un chaval de 16 años.

Intentó despistar a Alcaraz, como en Cincinnati, pero la cabeza del murciano se hallaba entonces bloqueada. Está clarividente de nuevo, y afrontó el encuentro según lo que tenía y necesitaba. Por momentos fue un Charly raro, en el sentido de que había más método que brillantez. Un control incluso excesivo para quien ama el show, la genialidad.

Sin embargo, Alcaraz elevó el nivel cuando lo precisó, lo que indicó que su tiento se debía más a no caer en los anzuelos del oponente que en una incomodidad que sólo era aparente. Con 4-4 fue a por el rival y el set, y certificó un parcial de 3-0 que dejó claro quién iba a mandar en los puntos trascendentes.

Finalmente, Alcaraz se impuso y logró la revancha en Shanghai, demostrando que su determinación y ambición siguen siendo fundamentales en su camino hacia la cima del tenis.