¿Calor o frío? La disputa sobre lo mejor para correr

¿Calor o frío? La disputa sobre lo mejor para correr

En el mundo del atletismo, una de las cuestiones más debatidas es si es más beneficioso correr en climas calurosos o en condiciones gélidas. Los expertos en entrenamiento y los propios corredores no se ponen de acuerdo sobre cuál es el entorno ideal para alcanzar el máximo rendimiento. Mientras unos defienden que el calor permite una mayor flexibilidad y capacidad cardiovascular, otros argumentan que el frío mejora la resistencia y la eficiencia respiratoria. En este artículo, exploraremos las ventajas y desventajas de cada opción y analizaremos los estudios que respaldan cada teoría, para ayudar a los corredores a tomar una decisión informada sobre el clima ideal para sus entrenamientos.

¿Calor o frío? La disputa sobre lo mejor para correr

Si bien físicamente nuestro cuerpo tolera ambas temperaturas para correr, la decisión queda ya en nuestras propias preferencias, pero además depende de factores que hay que tener en cuenta: el clima y nuestra condición física.

Qué temperatura es ideal para correr

La temperatura ideal para correr oscila entre los 10°C y 15°C. Este es un rango óptimo para nuestro cuerpo, ya que el mismo no tiene que esforzarse mucho para conservarse fresco. Con este rango de temperatura evitas que el cuerpo se sobrecaliente o enfríe demasiado, lo que permite un rendimiento óptimo.

No obstante, la mejor temperatura depende ligeramente de la preferencia de cada persona, la aclimatación y las condiciones del lugar.

Qué pasa si corro con calor

Si bien la temperatura ideal para correr es entre los 10°C y 15°C, algunos grados más (entre 15°C y 20°C) todavía se sienten cómodos, aunque puedes empezar a sentir algo de calor si haces tramos largos o a gran velocidad.

Ahora, correr con temperaturas que superan los 20°C requiere más trabajo del cuerpo para enfriarse. Esto puede afectar el rendimiento físico y representar riesgos para la salud, ya que aumenta el riesgo de deshidratación o golpe de calor, entre otros efectos negativos.

Consecuencias de correr con calor

A continuación, todos los detalles de las 5 consecuencias más comunes:

1. Temperatura corporal: Al correr, el cuerpo genera calor, entonces, si el ambiente es caluroso, aumenta la temperatura corporal y resulta más difícil disipar. En este caso, está el riesgo de sufrir un sobrecalentamiento.

2. Deshidratación: cuando hace calor el cuerpo suda más para enfriarse, por eso es importante tomar líquidos adecuadamente para reponer la pérdida y evitar deshidratarte. Recuerda que un cuadro de deshidratación puede causar fatiga, mareos, calambres musculares y un bajo rendimiento físico.

3. Golpe de calor: si el cuerpo no logra enfriarse adecuadamente, la temperatura corporal interna se eleva a niveles peligrosos, lo que puede causar un golpe de calor. Algunos síntomas comunes son: confusión, mareos, piel caliente y seca y desmayos. Recuerda que el golpe de calor es una condición grave que requiere atención médica inmediata.

4. Estrés cardiovascular: correr en condiciones de calor aumenta el requerimiento de oxígeno y exige más a que el corazón bombee más sangre hacia la piel para enfriar el cuerpo. Esto se conoce como estrés cardiovascular, lo que impacta en el flujo de la sangre hacia los músculos y, por ende, en el rendimiento físico.

5. Fatiga: cuando se corre con calor el cuerpo se fatiga más rápido debido a que este utiliza energía para enfriarse en vez de volcarse por completo al ejercicio.

Qué beneficios tiene correr en el frío

A diferencia de las temperaturas más cálidas, correr cuando hace frío puede ser una experiencia más agradable y brinda numerosos beneficios para el rendimiento físico y la salud en general.

A continuación, todos los principales beneficios que obtienen los corredores que hacen running con temperaturas frías:

Prevención de enfermedades: según estudios, el contacto diario con el frío fortalece el sistema inmunológico y con eso, la recuperación más rápido contra pequeñas infecciones.

Mayor quema de calorías: cuando hacemos ejercicio en frío, nuestro cuerpo atraviesa un proceso llamado termorregulación, el cual sirve para mantener nuestra temperatura corporal cálida. Es en este proceso donde, por el esfuerzo que conlleva, quemamos aún más calorías aunque hagamos los mismos ejercicios de siempre.

Mayor rendimiento: hacer ejercicio con calor conlleva el riesgo de sobrecalentarse, al contrario que con el frío, aunque es posible que suceda, el cuerpo mantiene las temperaturas internas equilibradas con menor esfuerzo.

Menor fatiga por calor: lógicamente, el correr en temperaturas frías reduce las posibilidades de tener fatiga, lo cual nos permite un ejercicio con menores interrupciones.

Mejora la circulación sanguínea: aunque parezca contrario, el cuerpo debe hacer más esfuerzo para bombear la sangre para que llegue a todo el cuerpo y mantenga la temperatura interna cálida. Da como resultado una mejor circulación sanguínea y salud cardiovascular.

Mejoramiento de la resistencia mental: el frío puede ser muy bueno pero también muy complicado. Es todo un reto mental tener la capacidad y perseverancia de mantener el ejercicio a pesar de las dificultades climáticas. Desarrolla una fuerza psicológica mayor a la que pueda hacerse en condiciones climáticas calurosas.

Mejora el estado de ánimo: a pesar de lo duro que puede ser las temperaturas frías, debemos superarlas, es una realidad que el invierno afecta el estado de ánimo en uno. Uno de los efectos negativos del invierno es el trastorno afectivo estacional (TAE), el cual puede mejorar haciendo ejercicio al aire libre. El contacto con la luz solar y la liberación de endorfinas mientras corremos disminuye el estrés y mejora el estado de ánimo.

Mayor tranquilidad: aunque siempre depende de donde sean nuestras paradas, es casi indudable que en el invierno hay menos personas en los espacios públicos. Esto es en realidad muy importante para lograr la concentración y realización efectiva de los ejercicios.

Esta información no sustituye en ningún caso al diagnóstico o prescripción por parte de un médico. Es importante acudir a un especialista cuando se presenten síntomas en caso de enfermedad y nunca automedicarse.